sábado, 8 de noviembre de 2014

La formación permanente y la auto-evaluación en el ejercicio profesional.

La formación permanente y la auto-evaluación en el ejercicio profesional.

El docente es un profesional cuya práctica cotidiana está llena de incógnitas que no se responde con fórmulas preconcebidas y que le exigen la estructuración de sus conocimientos, Habilidades y valores para resolver diariamente la problemática que se le presentan en el espacio educativo. En otras palabras la reflexión acerca de su quehacer en el aula que permite que el aprendizaje obtenido por el docente sea de manera formal e informal tome formas concretas y adquiera un significado que asegure su transcendencia social.




Una perspectiva compleja crítica y constructiva de la formación del profesorado implica, como meta estratégica una concepción investigativa del trabajo docente. Es decir la integración y reconstrucción de significados procedentes de diversas fuentes epistemológicas, desde los saberes: fenomenológico, ético e ideológico, disciplinar, didáctico, socio político relacionados con los contenidos escolares y meta disciplinar, así como con las concepciones personales.

La formación del profesorado ha sido y sigue siendo un tema de constante actualidad y preocupación desde diferentes esferas de actividad, ya sean los propios profesionales que demandan una actualización de conocimientos y una puesta al día sobre los nuevos cometidos a desarrollar en el marco de una sociedad en constante evolución, como desde las autoridades académicas encargadas de llevar adelante este cometido, con el fin de lograr una educación de calidad, para lo que se precisa de un colectivo con la suficiente preparación y motivación hacia la enseñanza.


¿QUE SE ENTIENDE POR LA FORMACIÓN PERMANENTE? 


Es un proceso educativo continuado que puede definirse como toda actividad de aprendizaje a lo largo de la vida con el objetivo de mejorar y actualizar los conocimientos, las aptitudes y capacidades de una persona.

La calidad de la enseñanza aparece como reto y objetivo de primer orden del Sistema Educativo y para nosotros es especialmente remarcable de esa ley el hecho de que considere la formación permanente del profesorado como un derecho y una obligación de los profesores así como una responsabilidad de las administraciones educativas.

Según Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de España en su Art. 56.2 señala La formación permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y una responsabilidad de las administraciones Educativas y de los propios centros. Periódicamente, el profesorado deberá realizar actividades de actualización científica, didáctica y profesional en los centros docentes, en instituciones formativas específicas, en las universidades y, en el caso del profesor de formación profesional, también en las empresas. 

De acuerdo a García, autor de La Formación Permanente del profesorado: motivaciones, realizaciones y necesidades,  hace referencia al término en cuestión y dice: El empleo del término formación lleva implícito su consideración englobando tanto la formación de base o inicial como la llevada a cabo a lo largo de la actividad profesional, lo que los autores identifican como formación permanente.

Para Imbernón (1994:13) la formación permanente del profesorado incluye la actualización científica, psico-pedagógica y cultural complementaria y, a la vez, de profundización de la formación inicial, con la finalidad de perfeccionar su actividad profesional.

Gimeno (1996) planteaba que no hay reforma cultural de la escuela sin la participación activa del profesorado en el desarrollo curricular, que necesariamente ha de ser desarrollo cultural en las aulas, si ese profesorado no es culto a la vez o, matizamos, no tiene el propósito de crecer culturalmente.

A este mismo nivel otros autores recogen principios que podrían estar relacionados como el fin de las evidencias (Hargreaves, 1996) o la no infalibilidad del docente (Imbernón, 1994) y que significan referencias a un nuevo concepto de educación y de formación que necesariamente han de estar centrados, además de en los objetivos y resultados de mejora, en los propios procesos de aprendizaje y, sobre todo, en las finalidad. 

Pero la importancia de la formación continua no sólo radica en la adquisición de nuevas competencias. Antoni Giner, psicólogo, orientador y coach, reconoce en la formación continua  necesaria, porque:

·         Dar respuestas a las necesidades actuales: la realidad cambiante de las aulas precisas nuevas estrategias. la formación continua permite conocer las transformaciones TIC, las innovaciones pedagógicas, los conceptos y estrategias,  etc.

·         La formación a distancia supone una mejora a nivel de personal. la formación continua puede contribuir a mantener  el equilibrio entre la vocación y las dificultades que se presentan cada día (especialmente todas las derivadas del burn out), ofreciendo al profesional estrategias para hacer frente a las situaciones di files.

La formación permanente debe venir caracterizada por las siguientes notas: 
− Formación personalizada que propicie una educación integral en lo referente a conocimientos y destrezas.
− El desarrollo de les capacidades creativas y de espíritu crítico.
− Metodología activa que asegure la participación del alumnado en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
− La evaluación de los procesos de enseñanza-aprendizaje de los centros y de los diversos elementos del sistema.
− La relación con el entorno social, económico y cultural.
− La autonomía pedagógica de los centros dentro de los límites establecidos por las leyes así como la actividad investigadora de los profesores a partir de su práctica docente
- Contemplar la diversidad de intereses y necesidades. 
- Ha de ser flexible. 
- Diversificada, para atender a diferentes colectivos. 
- Vinculada a la práctica. 
- Adaptada a los constantes cambios. 
- Equilibrada entre los contenidos y el componente didáctico. 
- Multiplicidad de ofertas. 
- Pluralidad de estrategias


Retos de la formación continúa del profesorado


La formación continua también necesita un reciclaje permanente. No solo en cuanto a los conocimientos relacionados con un área en concreto de la docencia, sino también en cuanto a la metodología didáctica y muy especialmente al uso de la TIC.
El primer aspecto que es necesario mejorar era la de detección de necesidades, del propio centro del equipo docente o del profesional individualmente. Es fundamental aceptar la formación continua a las necesidades del colectivo. Si se ofrecen cursos que no tienen una aplicación real en el día a día no sirven de nada.

En los últimos años, los recursos sobre tecnologías de la información y comunicación (TIC) dirigidos a profesorados son algunos de los más demandados. Los docentes se han dado cuenta de alfabetizarse digitalmente especialmente con la implantación del plan Escuela 2.0., y adquieren formación actualizada en esta línea.

Por  último, es importante tener en cuenta que las personas que imparten la formación deben ser profesionales dominar la materia a impartir y ser consciente del perfil de alumno que tienen delante para adaptar los conocimientos a sus necesidades.

Los maestros deben tener en cuenta que ellos son los responsables mayoritarios de trasmisión de conocimiento puesto que esta es su tarea en la sociedad, a partir de su creatividad debe incentivar, fortalecer y aportar nuevos conocimientos en sus estudiantes. Cuando un profesional docente crea una comunidad de aprendizaje aporta significativamente al desarrollo de su entorno contribuyendo al desarrollo de la cultura y las diferentes manifestaciones de su país. Haciendo aportes culturales, sociales y comunitarios se beneficiaran no solo sus estudiantes sino él o ella misma también puesto que al tener contacto con la misma sociedad algún conocimiento se almacenara en su mente y será beneficioso para el desarrollo de su vida.

El desarrollo de un país depende de la educación no hay otra manera de avanzar, le invitamos a leer este trabajo esperando que pueda aportar un conocimiento nuevo a sus vidas y desarrollo profesional.
Un auténtico plan de formación permanente del profesorado debe contemplar, según Villar Ángulo (1994:95), la siguiente sucesión de acciones: 
•Preparación (clima y conciencia apropiada). 
•Planificación (metas, necesidades, reflexión). 
•Entrenamiento (pluralidad de estrategias). 
• Evaluación (eficacia de los programas). 
• Adopción del cambio (incorporación de innovaciones). 
• Mantenimiento (decisiones sobre su valor). 

El auto evaluación

Tal y como señalábamos, la sociedad y la escuela actual reclaman al profesorado una actualización permanente, centrada en las competencias profesionales, que de respuesta al nuevo perfil del profesorado y a las funciones que debe desempeñar. En definitiva, los programas de formación permanente deben centrarse en el desarrollo de las competencias profesionales necesarias para resolver los problemas que se plantean en los centros y en las aulas.



La auto-evaluación es un proceso reflexivo en el que cada sujeto es a la vez, observador y objeto de análisis. Así, el quién evalúa corresponde al propio docente; el qué, es el punto más problemático porque exige una mirada retrospectiva del propio ejercicio profesional, de las acciones, marcos conceptuales, metodologías, interacciones, etc. El cómo, refiere a numerosos instrumentos y procedimientos de investigación que pueden ponerse en juego al momento de evaluar.

La auto-evaluación demanda el compromiso de los docentes, el equipo de conducción y de la institución en general y tal compromiso deberá promover que toda práctica acreciente los pilares fuertes de cada uno y ajuste aquellos puntos que se hallan debilitados o deficitarios.

Creemos que no existe el maestro diez, pero tampoco el maestro cero. La asignación de la puntuación máxima refleja una crítica autocomplaciente, condescendiente y superficial, que apunta más a la aprobación que a la investigación sobre la práctica.

En estos casos la auto-evaluación de fin de año no está implementada como herramienta para pensar nuestra propia práctica, para reflexionar sobre nuestra marcha docente, como apertura de dudas que permitan la reelaboración de nuestro accionar responsable, sino que está pensada como algo más para dar cumplimiento.

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