La formación permanente y la
auto-evaluación en el ejercicio profesional.
El
docente es un profesional cuya práctica cotidiana está llena de incógnitas que
no se responde con fórmulas preconcebidas y que le exigen la estructuración de
sus conocimientos, Habilidades y valores para resolver diariamente la
problemática que se le presentan en el espacio educativo. En otras palabras la
reflexión acerca de su quehacer en el aula que permite que el aprendizaje
obtenido por el docente sea de manera formal e informal tome formas concretas y
adquiera un significado que asegure su transcendencia social.
Una
perspectiva compleja crítica y constructiva de la formación del profesorado
implica, como meta estratégica una concepción investigativa del trabajo
docente. Es decir la integración y reconstrucción de significados
procedentes de diversas fuentes epistemológicas, desde los saberes:
fenomenológico, ético e ideológico, disciplinar, didáctico, socio político
relacionados con los contenidos escolares y meta disciplinar, así como con las
concepciones personales.
La formación del profesorado ha sido y
sigue siendo un tema de constante actualidad y preocupación desde diferentes
esferas de actividad, ya sean los propios profesionales que demandan una
actualización de conocimientos y una puesta al día sobre los nuevos cometidos a
desarrollar en el marco de una sociedad en constante evolución, como desde las
autoridades académicas encargadas de llevar adelante este cometido, con el fin
de lograr una educación de calidad, para lo que se precisa de un colectivo con
la suficiente preparación y motivación hacia la enseñanza.
¿QUE SE ENTIENDE POR LA
FORMACIÓN PERMANENTE?
Es un proceso educativo continuado que
puede definirse como toda actividad de aprendizaje a lo largo de la vida con el
objetivo de mejorar y actualizar los conocimientos, las aptitudes y capacidades
de una persona.
La calidad de la enseñanza aparece como
reto y objetivo de primer orden del Sistema Educativo y para nosotros es
especialmente remarcable de esa ley el hecho de que considere la formación
permanente del profesorado como un derecho y una obligación de los profesores
así como una responsabilidad de las administraciones educativas.
Según Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo de España en su Art. 56.2 señala La formación
permanente constituye un derecho y una obligación de todo el profesorado y
una responsabilidad de las administraciones Educativas y de los propios
centros. Periódicamente, el profesorado deberá realizar actividades de
actualización científica, didáctica y profesional en los centros docentes, en
instituciones formativas específicas, en las universidades y, en el caso
del profesor de formación profesional, también en las empresas.
De acuerdo a García, autor de
La Formación Permanente del profesorado: motivaciones, realizaciones
y necesidades, hace referencia al término en cuestión y dice: El empleo
del término formación lleva implícito su consideración englobando tanto la
formación de base o inicial como la llevada a cabo a lo largo de la actividad
profesional, lo que los autores identifican como formación permanente.
Para Imbernón (1994:13) la formación permanente
del profesorado incluye la actualización científica, psico-pedagógica y
cultural complementaria y, a la vez, de profundización de la
formación inicial, con la finalidad de perfeccionar su
actividad profesional.
Gimeno (1996) planteaba que no hay
reforma cultural de la escuela sin la participación activa del profesorado en
el desarrollo curricular, que necesariamente ha de ser desarrollo cultural en
las aulas, si ese profesorado no es culto a la vez o, matizamos, no tiene el
propósito de crecer culturalmente.
A este mismo nivel otros autores
recogen principios que podrían estar relacionados como el fin de las evidencias
(Hargreaves, 1996) o la no infalibilidad del docente (Imbernón, 1994) y que
significan referencias a un nuevo concepto de educación y de formación que
necesariamente han de estar centrados, además de en los objetivos y resultados
de mejora, en los propios procesos de aprendizaje y, sobre todo, en las
finalidad.
Pero la importancia de la formación
continua no sólo radica en la adquisición de nuevas competencias. Antoni Giner, psicólogo, orientador y coach, reconoce en la formación
continua necesaria, porque:
·
Dar
respuestas a las necesidades actuales: la realidad cambiante de las aulas
precisas nuevas estrategias. la formación continua permite conocer las
transformaciones TIC, las innovaciones pedagógicas, los conceptos y
estrategias, etc.
·
La
formación a distancia supone una mejora a nivel de personal. la formación
continua puede contribuir a mantener el equilibrio entre la vocación
y las dificultades que se presentan cada día (especialmente todas las derivadas
del burn out), ofreciendo al profesional estrategias para hacer frente a las
situaciones di files.
La formación permanente debe venir caracterizada por las siguientes notas:
− Formación personalizada que propicie
una educación integral en lo referente a conocimientos y destrezas.
− El desarrollo de les capacidades
creativas y de espíritu crítico.
− Metodología activa que asegure la
participación del alumnado en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
− La evaluación de los procesos de
enseñanza-aprendizaje de los centros y de los diversos elementos del sistema.
− La relación con el entorno social,
económico y cultural.
− La autonomía pedagógica de los
centros dentro de los límites establecidos por las leyes así como la actividad
investigadora de los profesores a partir de su práctica docente
- Contemplar la diversidad de intereses
y necesidades.
- Ha de ser flexible.
- Diversificada, para atender a
diferentes colectivos.
- Vinculada a la práctica.
- Adaptada a los constantes
cambios.
- Equilibrada entre los contenidos y el
componente didáctico.
- Multiplicidad de ofertas.
- Pluralidad de estrategias
Retos de la formación continúa del profesorado
La formación continua también necesita
un reciclaje permanente. No solo en cuanto a los conocimientos relacionados con
un área en concreto de la docencia, sino también en cuanto a la metodología
didáctica y muy especialmente al uso de la TIC.
El primer aspecto que es necesario
mejorar era la de detección de necesidades, del propio centro del equipo
docente o del profesional individualmente. Es fundamental aceptar la formación
continua a las necesidades del colectivo. Si se ofrecen cursos que no tienen
una aplicación real en el día a día no sirven de nada.
En los últimos años, los recursos sobre
tecnologías de la información y comunicación (TIC) dirigidos a profesorados son
algunos de los más demandados. Los docentes se han dado cuenta de alfabetizarse
digitalmente especialmente con la implantación del plan Escuela 2.0., y
adquieren formación actualizada en esta línea.
Por último, es importante
tener en cuenta que las personas que imparten la formación deben ser
profesionales dominar la materia a impartir y ser consciente del perfil de
alumno que tienen delante para adaptar los conocimientos a sus necesidades.
Los maestros deben tener en cuenta que
ellos son los responsables mayoritarios de trasmisión de conocimiento puesto
que esta es su tarea en la sociedad, a partir de su creatividad debe
incentivar, fortalecer y aportar nuevos conocimientos en sus estudiantes.
Cuando un profesional docente crea una comunidad de aprendizaje aporta
significativamente al desarrollo de su entorno contribuyendo al desarrollo de
la cultura y las diferentes manifestaciones de su país. Haciendo aportes
culturales, sociales y comunitarios se beneficiaran no solo sus estudiantes
sino él o ella misma también puesto que al tener contacto con la misma sociedad
algún conocimiento se almacenara en su mente y será beneficioso para el
desarrollo de su vida.
El desarrollo de un país depende de la
educación no hay otra manera de avanzar, le invitamos a leer este trabajo
esperando que pueda aportar un conocimiento nuevo a sus vidas y desarrollo
profesional.
Un auténtico plan de formación
permanente del profesorado debe contemplar, según Villar Ángulo (1994:95), la
siguiente sucesión de acciones:
•Preparación (clima y conciencia
apropiada).
•Planificación (metas, necesidades,
reflexión).
•Entrenamiento (pluralidad de
estrategias).
• Evaluación (eficacia de los
programas).
• Adopción del cambio (incorporación de
innovaciones).
• Mantenimiento (decisiones sobre su
valor).
El auto evaluación
Tal y como señalábamos, la sociedad y
la escuela actual reclaman al profesorado una actualización permanente,
centrada en las competencias profesionales, que de respuesta al nuevo perfil
del profesorado y a las funciones que debe desempeñar. En definitiva, los
programas de formación permanente deben centrarse en el desarrollo de las
competencias profesionales necesarias para resolver los problemas que se
plantean en los centros y en las aulas.
La auto-evaluación es un proceso
reflexivo en el que cada sujeto es a la vez, observador y objeto de análisis.
Así, el quién evalúa corresponde al propio docente; el qué, es el punto más
problemático porque exige una mirada retrospectiva del propio ejercicio
profesional, de las acciones, marcos conceptuales, metodologías, interacciones,
etc. El cómo, refiere a numerosos instrumentos y procedimientos de
investigación que pueden ponerse en juego al momento de evaluar.
La auto-evaluación demanda el
compromiso de los docentes, el equipo de conducción y de la institución en general
y tal compromiso deberá promover que toda práctica acreciente los pilares
fuertes de cada uno y ajuste aquellos puntos que se hallan debilitados o
deficitarios.
Creemos que no existe el maestro diez,
pero tampoco el maestro cero. La asignación de la puntuación máxima refleja una
crítica autocomplaciente, condescendiente y superficial, que apunta más a la
aprobación que a la investigación sobre la práctica.
En estos casos la auto-evaluación de
fin de año no está implementada como herramienta para pensar nuestra propia
práctica, para reflexionar sobre nuestra marcha docente, como apertura de dudas
que permitan la reelaboración de nuestro accionar responsable, sino que está
pensada como algo más para dar cumplimiento.
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